El Plan «B» de los Capitales Mineros

Les entrego estas reflexiones tomadas de:
http://www.herramienta.com.ar/print.php?sid=524

Autores: Guido Galafassi* y Andrés Dimitriu**

«Es en el terreno donde se cruzan la ciencia y la política donde se debe trabajar para prevenir los desastres ambientales. Los accidentes ocurren en la mayoría de los casos en países con instituciones débiles, poca independencia de los organismos de control, una sociedad con bajos niveles de acceso a la educación y con altos índices de pobreza» (pp. 16)
Esta afirmación no fue dicha ni por un alto funcionario del FMI en viaje de monitoreo por algún país deudor, ni por ningún funcionario del Banco Mundial en ninguna conferencia sobre ayuda al desarrollo, ni por ningún funcionario de las Naciones Unidas en alguna cátedra sobre Democracia y Ambiente. Tampoco fue dicha por ningún representante empresario en el coloquio anual de IDEA, ni por ningún funcionario de medio ambiente en cualquiera de sus niveles. Sencillamente constituye un párrafo jugoso del texto que Nicolás Gutman firma (en tanto «Experto en temas de minería y ambiente») para el número de mayo de Le Monde Diplomatique, edición argentina.
Generoso en el uso de datos, citas, reflexiones y saberes previa y colectivamente acumulados por las propias asambleas que se oponen al saqueo (que creen en la propiedad colectiva de saberes, y por lo tanto no reclaman derecho de autor, pero si en el valor político y pedagógico de acreditar las fuentes), el artículo provee una idea aproximada de la magnitud del negocio pero incorpora, desde el comienzo, el tipo de anzuelos retóricos que implican, con algunas modificaciones, más de lo mismo. No está solo en esa postura: los intereses particulares organizados alrededor de la extracción minera contemplan y anticipan en sus estrategias, después de varios siglos de experiencia, que no todo es aceptación sino que hay rechazo, «indecisos’ y -por diferentes razones- ignorancia. Si el plan «A» era -o es- «ir, extraer todo lo posible y retirarse antes de que la población se dé cuenta», el plan «B» es la suma de maniobras imaginables destinadas a ganar consenso, legalizar estas formas de enriquecerse, lograr obediencia y/o complicidad, publicitar sus objetivos como si fueran idénticos a los de la sociedad y desacreditar las alternativas como si fueran «ataques’. Plan «C», no hace falta decirlo, es cuando -con intervención del Estado- el rechazo al saqueo es criminalizado para justificar el uso de la fuerza física (guerra por recursos, persecución política).
Volviendo al cruce científico-político; es sabido, aunque no muy divulgado, que siempre fue estratégica la subordinación de muchos científicos y muchas instituciones -asociadas a la administración de la ciencia y la técnica- al capital[1]. ¿Será necesario acaso recordar que Exxon, Shell, Monsanto, Unilever, Dupont, Repsol, etc. (algunas de las corporaciones más denunciadas en relación a la destrucción de la vida en sus diversas dimensiones) llevan adelante importantes acuerdos y convenios con las máximas instituciones de la ciencia y la tecnología a nivel internacional para promover el «desarrollo científico y el progreso de la humanidad», o que, y tomando un ejemplo mucho más cercano, la Universidad Nacional de Tucumán participa del consorcio que explota la mina Bajo La Alumbrera, para siquiera esbozar algún dejo de duda respecto a la eficiencia en relación a esto del «cruce entre la ciencia y la política a la hora de prevenir los desastres ambientales»?.
A priori, tanta ingenuidad en boca de un «experto» hace un poco de ruido y amerita un análisis un poco más profundo. Pero acaso ¿algo nuevo bajo el sol? No son las políticas explícitas y burdas las que deberían llamar la atención, sino el envoltorio retórico y otros recursos publicitarios que las suelen encubrir y justificar, usado como escudo flexible para atenuar el choque de intereses. Dado que las evidencias empíricas y la apreciación subjetiva-valorativa sobre las consecuencias del saqueo suelen resultar chocantes, la proporción y/o combinación de planes A, B y C puede variar según indiquen diferentes termómetros y oráculos. La dimensión que nunca faltó en el repertorio colonial, en todo caso, es la cultural, la que asocia la extracción de bienes comunes con la «aventura» del «Hombre», con «destinos de grandeza», con la exploración y traspaso de fronteras que se logra transitando el «inevitable -aunque sacrificado- camino hacia el progreso». Todavía pesan las románticas metáforas sobre pioneros lanzados a buscar oro, el gold rush californiano o, después que EEUU le comprara Alaska a Rusia, el Klondike de 1870 saturado de aventureros dispuestos a pagar fortunas por una docena de huevos, según la narrativa utilitaria de Jack London. Es en la temprana política «criolla» donde se manifiesta ese interés de manera más tangible. Bernardino Rivadavia fue, aparte de presidente y mediador para la primer deuda externa de la Argentina, titular de la empresa Rio de la Plata Mining Company y gestor del primer acceso británico al oro en el Famatina. Los primeros pasos de la literatura rioplatense, como recuerda Adolfo Prieto, «tiene que ver, en primer término, con la atracción que la explotación de las minas de oro y plata de la región andina pareció ejercer sobre inversores ingleses»[2].
Bien, se habla también de instituciones débiles y de poca independencia de los organismos de control y demás. Pero el mismo autor, en párrafos anteriores decía lo siguiente: «En Estados Unidos, donde existe la mayor cantidad de datos científicos y estadísticos disponibles sobre el sector, la Environmental Protection Agency (EPA), oficina de protección ambiental del gobierno, considera que la minería es después del calentamiento global la mayor amenaza a los ecosistemas del planeta, además de ser la mayor industria de contaminación tóxica de ese país, superando a cualquier otro sector industrial. En un estudio sobre la calidad del agua y el desafío y los costos económicos que implican su contaminación, la EPA concluye que `la minería en el oeste de los Estados Unidos ha contaminado más del 40% de las cuencas hidrográficas de la región´ y agrega que `el saneamiento de las minas abandonadas en 32 estados de los Estados Unidos puede costar 32.000 millones de dólares o más» (pag. 14). Sí, esto es así, y no lo dudamos, pero nos preguntamos entonces donde quedó aquello de la relación directa y proporcional entre debilidad institucional + pobreza e impacto socio-ambiental de la minería -lo que en el texto se llama «accidentes», si hasta en el propio EEUU -paradigma de la perfección institucional moderna- el desastre minero llega a magnitudes increíbles. Es que, por empezar, quizás no sean tan «accidentes» sino una consecuencia esperable de la lógica dominante, aquella de mercantilizar la existencia y medir todo en términos de costo-beneficio (si hasta la destrucción de las cuencas hídricas es medida por la propia EPA solo en millones de dólares), lógica que incluye la institucionalidad estatal en todos sus niveles, por cuanto no podemos seguir cayendo, otra vez, en la ingenuidad de creernos la supuesta independencia de la democracia representativa respecto al proceso económico. Todo lo dicho y demostrado respecto a la invasión estadounidense de Irak y sus cuencas petrolíferas es más que suficiente para derribar tal suposición discursiva.
«Entregar las riquezas del subsuelo del país a estas empresas es abrir las puertas a un grupo que incluye desde EMPREAS SERIAS [sic], hasta aventureros del momento, pasando por fuertes lobbies políticos y gigantescas corporaciones, cuyo punto en común es que todos pueden causar una catástrofe ambiental. Por esta razón, las mejores legislaciones se adelantan a los hechos y ante los proyectos de minas a cielo abierto plantean estrictos requerimientos financieros y penalidades: desde fideicomisos manejados por el gobierno; requisitos de seguros para el cierre de operaciones adquiridos en el mercado y en relación a los costos estimados (no sólo de ganancias sino también de la potencial afectación ambiental), hasta el cierre efectivo de la mina, entre otros muchos complejos mecanismos. Aún así, estas sofisticadas baterías jurídicas han demostrado no ser totalmente eficaces» (pp. 16) (el subrayado es nuestro).
Además de sostener la diferencia dibujada entre empresas serias y aventureros (distinción que todas las comunidades que luchan contra el saqueo reconocen como recurso discursivo que solo sirve para crear confusión y distracción, es decir una clásica táctica utilizada por los saqueadores para ganar tiempo) lo que se está diciendo en este párrafo merece una especial atención. Se está proponiendo, en primer término, mantener aquella fórmula de la economía ambiental neoliberal basada en el principio mercantilista de «el que contamina, paga», una astuta respuesta empresarial (con apoyo académico) a las primeras catástrofes de primera categoría en zonas industrializadas occidentales (no en África, América Latina o Caribe, eso hubieran sido catástrofes de «segunda» o «tercera» categoría). El incendio de un río en Ohio y el smog Londinense, entre muchos otros, motivaron el descubrimiento -a principios de la década de los 70- de una novedosa y hasta entonces insospechada fuente de beneficios paralelos generados alrededor de los «accidentes» e «impactos» ambientales que, con el correr de los años, se transformó en la justificación e incluso un poderoso incentivo a la contaminación[3].
Contaminar y «remediar» caminan desde entonces juntos de la mano, asignando precio a los daños, a la salud, a las personas, a los territorios, al mar. Nacía el «environmental management», el «manejo racional» del «medio-ambiente» y el «desarrollo sustentable» que, con su correspondiente enjambre de funcionarios, consultores en marketing e imagen, agentes de seguros, estudios jurídicos especializados en derecho ambiental, ingenieros especializados en equilibrio ambiental y expertos en cálculo de costo-beneficio, daba sus primeros pasos. La naturaleza es tratada como un trabajador más, un obrero al que no se le permite dormir (es inconcebible que haya «yacimientos» o «depósitos» que no sean explotados) ni quedarse quieto. La expresión working forests, referida a los bosques nativos del Canadá, implica que los árboles (depósito de madera, no albergue de rica variedad de flora y fauna) no «pueden quedarse ahí sin hacer nada»: deben trabajar, es decir ponerse al servicio de quienes tienen el capital, la maquinaria y el apoyo institucional para servir a la «humanidad». Cuando hay protestas, se agrega -cobrando la diferencia- el rubro verde: volteo certificado. Que haya múltiples consecuencias sociales, culturales y ecológicas es visto como un problema y a la vez un negocio que se caracteriza por ser un renovado desafío a la tecnología, a la capacidad de las comunidades locales de sacrificarse sonriendo, que denominan adaptarse con «fortaleza institucional». Incluso hay créditos del BID para ese tipo de fortalecimiento y «empoderamiento». La mención del ideograma chino de crisis, que representa al mismo tiempo amenaza y oportunidad es típica. La usaron Heidi y Alvin Toffler, Rodolfo Terragno y últimamente el laureado director de cine y promotor global del negocio de los biocombustibles Al Gore. Lo que de ninguna manera admiten los defensores y beneficiarios del sistema es frenar el sagrado circuito de la acumulación ni sus componentes esenciales. Esa, prefieren creer, sería la peor y más temida catástrofe, no el calentamiento global, la desertificación, el éxodo en gran escala, la explotación humana, el genocidio social, ambiental y cultural. El mega-negocio de los bonos verdes, como justificativo para extender la superficie mundial de monocultivos para «producir» agrocombustibles (y el sector minero, junto al consumo suntuoso en los centros urbanos y la industria bélica, es uno de los mayores consumidores de energía del mundo, aunque luego figure en las estadísticas como consumo «argentino», «chileno», ’boliviano», etc), es el ejemplo más concreto.
De lo que se trata entonces, según los proponentes de esta escenografía, es de generar mecanismos político-financieros que penalicen a las explotaciones mineras que no llevaron adelante una «extracción responsable». ¿Cuál es el discurso subyacente a este tipo de promesas? Hay varias lecturas para hacer de este esquema. En primer lugar no olvidemos que capitalismo no garantiza que le vaya bien a «los» capitalistas sino que implica la liberación -hasta adonde se pueda – de las condiciones para, luego si, entrar en feroz competencia. Que haya perdedores es normal, por eso la puja empresarial incluye la intervención (directa, indirecta, con lobbies o candidatos propios) en la redacción de las leyes. Por supuesto que esto implica no tener en absoluto en cuenta que la mayoría de los desastres asociados en la extracción minera son ambiental y socialmente irreversibles, y que por lo tanto no podrían pagarse ni «con todo el oro de Moscú». Tampoco contempla el control social sobre el uso posterior de los metales y minerales obtenidos (por ejemplo el uso para industria bélica de grandes potencias). Y por otro lado confirma una visión predominantemente fragmentada y economicista de la problemática, cuando en realidad la problemática es notoriamente más compleja que una simple ecuación financiera o una burda relación costo-beneficio.
Lo que, intencionadamente o ingenuamente, dejan de lado estas visiones simplistas es la complejidad intrínseca en el que está envuelto todo proceso de intervención minera en una región. Pues la minería a gran escala y a cielo abierto implica romper toda una serie de lazos y relaciones no solo económico-ambientales, sino también sociales, culturales, territoriales y políticas. Dado que su altísimo nivel de impacto y destrucción va mucho más allá de la contaminación o del problema de las regalías o las cuentas impositivas o de ingresos o egresos para el Estado. Estos proyecto van de la mano con una renovada forma de conquista que implica tanto la destrucción del entramado productivo que sostiene con vida a la región como un proceso velado de colonización cultural junto a mecanismos de compra de voluntades y ruptura de los lazos comunitarios. Es evidente, que el ser un experto en minería y medio ambiente no es suficiente para ver toda la complejidad de este proceso de saqueo, aunque paradójicamente las propias comunidades afectadas si fueron y son capaces de verlo.
«A modo de ejemplo, en 1992 la pequeña mina de Summitville, en Colorado, Estados Unidos, que sólo pudo explotar minerales por un valor de 130 millones de dólares, significó para los contribuyentes locales un costo de 200 millones de dólares (hasta la fecha) para limpiar el río Alamosa, contaminado con cianuro desde el primer día de operaciones. Los ejemplos abundan, y queda claro que las ínfimas regalías que van a dejar los nuevos megaproyectos de la cordillera no podrían cubrir el costo de la más mínima eventualidad o accidente» (pp. 14)
Lo primero a destacar es la aparente convicción de que la contaminación con cianuro puede ser «remediada», lo cual es un absurdo y una falacia total. Cualquier mínimo conocimiento ecológico (el nivel empírico de la ecología) puede fácilmente demostrar que los complicados procesos de contaminación (que implican infiltración y distribución de la sustancia contaminante en múltiples formas), y en especial la contaminación con el mortífero veneno llamado cianuro, son harto difíciles de limpiar, por no decir imposibles en la enorme mayoría de los casos. Es que lo que está subyaciendo es la tesis de que el cianuro puede ser usado responsablemente, es decir con controles y manejo eficaz. Es decir otra vez el Plan «B».
En segundo lugar, se vuelve a insistir con la formula de «el que contamina, paga»; es que el problema pareciera empezar y terminar en la incapacidad que las -de por sí- ínfimas regalías poseen para cubrir el costo del daño, suponiendo, además, que tanto el daño como la amenaza de daño son aceptables y pertenecen a una inevitable «tradición» productiva. Tratemos con un ejemplo lamentablemente cotidiano: si una persona entra armada a una farmacia y exige dinero ¿necesita disparar para transformarse en asaltante? De nuevo, el saqueo se reduce a un simple reduccionismo financiero, de relativa fácil solución: se aumentan las regalías y todo solucionado; para la lógica del saqueo y los intereses a corto plazo de los saqueadores, obviamente.
«Empresas que en sus países de origen se comportan como agentes sociales comprometidos, invirtiendo en las comunidades en donde están presentes, en otros contextos y latitudes son acusadas de graves hechos de corrupción y hasta de violencia» (pp. 16)
Qué decir respecto a esto. Se trata del principal truco de la sociedad de mercado: ocultar las consecuencias sociales y ambientales que hacen o hicieron posibles sus éxitos, es decir la doble moral o «doble standard» que nunca es recíproco o se puede invertir (¿europeos mendigando en las calles de África mientras los africanos manejan Volvos? no, claro que no, pero tampoco al revés). Tratemos de poner en la misma mesa a los vecinos que viven aguas debajo de los emprendimientos mineros con los gerentes y accionistas de «exitosas» empresas mineras, inmediatamente después de hacer una gira por alguna de las cunas urbanas que albergan a sus principales beneficiarios. Pero no hace falta ir hasta Puerto Madero, los suburbios ricos de Toronto o la Bolsa de Valores de Nueva York para registrar los contrastes: todos los habitantes de la Comarca del paralelo 42 (noroeste de Chubut y suroeste de Río Negro) conocen perfectamente la notoria capacidad de incidencia política, cultural e inmobiliaria de Joe Lewis, un «empresario comprometido y que invierte en su comunidad», con su cada vez más ampliada estrategia de canjear relaciones públicas a cambio del uso privado (violando incluso la ley, en complicidad con el Estado) de uno de los más bellos paraísos de la cordillera patagónica.
Lo que sucede, es que estas visiones «tecnicistas» de la existencia (tecnicismo ambiental y financiero en este caso) son incapaces de reconocer la complejidad de la vida y de las relaciones sociales, cayendo en un reduccionismo fenoménico que niega la totalidad, fragmentando la realidad en compartimentos estancos, negando así la unidad en la diversidad.
Si en cambio, no cayéramos en este reduccionismo tecnicista, podríamos ver fácilmente que la minería de oro a cielo abierto por lixiviación con cianuro (o cualquier procedimiento contaminante que la sustituya) no constituye un proyecto económico aislado, sino que por el contrario se enmarca en el renovado papel asumido por América Latina y el Tercer Mundo en tanto exportador de materias primas para abastecer las necesidades del capital internacional (no las de la humanidad que sigue padeciendo hambre). Pero esta explotación de recursos naturales mantiene los patrones generales de apropiación indiscriminada descriptos claramente en, por ejemplo, «Las venas abiertas de América Latina» (de Eduardo Galeano).
Si viéramos que la lógica de acumulación y maximización de ganancias socava su propia fuente de sustentación al agotar los recursos, podríamos entender el proceso minero de forma más fácil y directa. Es que la lógica de maximización de las ganancias no tiene en cuenta (no puede tener en cuenta, por cuanto aumentaría sus costos a niveles inalcanzables) la tasa de reproducción de los recursos (en el caso de recursos renovables) o el ciclo de agotamiento o perjuicio sobre el ambiente. Esto termina generando impactos, en muchos casos irreversibles, cuyos costos los paga la sociedad en su conjunto y, muy de vez en cuando también el propio capital. La minería de oro posee la particularidad, al ser una actividad de corto o mediano plazo, de generar fuertes impactos nocivos sin que el capital que lleva adelante la extracción se vea perjudicado directamente por los mismos, ya que una vez terminada la apropiación se retira a nuevos espacios a reiniciar el ciclo. Todas las consecuencias negativas repercuten entonces en las sociedades locales y en el ambiente regional. Esto facilita el uso de procesos «brutales» de extracción en pos de la maximización de las ganancias. Es por esto que la minería de oro a cielo abierto constituye una actividad en la cual no está presente ninguna consideración real (más allá de lo discursivo) hacia la ecuación «tecnología de bajo impacto / preservación de la explotación en el tiempo» (formula presente en las tácticas empresariales de desarrollo sustentable), por cuanto esto implicaría aumentar exponencialmente los costos y así disminuir las ganancias en algunos casos, o renunciar lisa y llanamente el emprendimiento en otros. Pero además es importante dejar bien en claro que no existe una tecnología alternativa: la minería de oro a cielo abierto exige la destrucción de cientos de km2 de territorio, genera millones de toneladas de residuos minerales (liberando todo tipo de sustancias al aire y a los cursos de agua), implica la contaminación y/o el agotamiento de las reservas de agua regionales, el uso masivo de explosivos, y la utilización de miles de toneladas de cianuro y otras sustancias tóxicas. Es fundamental establecer que el cianuro constituye un compuesto químico absolutamente nocivo para la vida, es un veneno altamente mortal. Y por más «manejo responsable» que se haga de él, no se modifican sus cualidades altamente tóxicas y mortales.
A esto hay que sumarle la perversa legislación y marco económico que permite una de las más altas tasas de rentabilidad del mundo, las que en el caso de ser reformadas solo posibilitarían la redistribución de la renta entre el Estado (en sus diferentes niveles) y los capitales nacionales o regionales, cómplices y coparticipes ambos del proyecto minero vigente. De control social sobre el circuito total de la economía, incluyendo los riñones estratégicos, ni se habla. Del uso extorsivo de las finanzas, del comercio y de la política cotidiana para justificar roles subordinados y dominación tampoco.
Por lo tanto, a esta altura del debate, es fundamental volver a advertir sobre el «Plan B» del proyecto minero (concepto largamente tratado por las comunidades afectadas y las organizaciones contra el saqueo), es decir sobre aquellos que proponen una modificación de la legislación, o de los marcos regulatorios de las regalías y la carga impositiva, o del pedido de mayores controles por parte del Estado, pero sin alterar ni un ápice la lógica central de la carrera por la acumulación, el saqueo y la especulación global que necesariamente acompañan al proceso de extracción/explotación. El caso extremo lo constituyen estas propuestas de ciertas corporaciones técnico-político-económicas (asociadas en muchos casos con fundaciones y ONGs supuestamente ambientales o de interés ciudadano) que plantean realizar minería de oro a cielo abierto a través de un «uso responsable del cianuro» (en consonancia con la tan de moda muletilla de la «responsabilidad social empresaria»). La imposibilidad técnica, político-económica y de gestión de esta metodología de producción lo demuestran los cientos de casos de devastación ambiental y regional en todo el mundo.
«Todas las actividades humanas e industriales generan algún tipo de contaminación; el debate no debe plantearse entonces como desarrollo versus contaminación. Es necesario más bien analizar cómo se pueden minimizar las consecuencias negativas del desarrollo industrial, que en el caso de la minería presenta graves peligros e inconvenientes. Para ello, la ciudadanía debe poder participar del monitoreo’ (pág. 14)
Es exactamente así como argumenta el mismo sector minero, que pregona el desarrollo industrial genérico porque tiene ante sus ojos un mapa sin fronteras cuando se trata de sus expectativas, un mapa que sin embargo se llena de barreras de acceso al momento de repartir consecuencias o beneficios. Es por eso que suponer o proponer que «la ciudadanía debe poder participar en el monitoreo [sic]» es una propuesta de división del trabajo que resulta, por lo menos, hilarante y no respeta, por ejemplo, la histórica derrota política que las comunidades de Esquel y otras de la zona infligieron en el plebiscito de marzo de 2003 contra la política minera en la región.
No es ninguna casualidad que estas visiones tecnicistas y reduccionistas mantengan una alta coincidencia con la predica que viene desarrollando el Consejo Mundial de Negocios por un Desarrollo Sustentable (WBCSD – World Business Council for Sustainable Development), con su capítulo nacional, el CEADS[4]. Esta asociación constituye una estrategia muy hábil de las grandes corporaciones multinacionales en pos de mostrar una cara amigable hacia los problemas de la humanidad (problemas en su mayor caso generados por la lógica presente en estas mismas corporaciones). Entre los objetivos del WBCSD figuran por ejemplo:
Participar en políticas de desarrollo con el objetivo de crear una estructura legal de condiciones para los negocios que implique una contribución efectiva al progreso sustentable de la humanidad. Contribuir hacia un futuro sustentable para naciones en desarrollo y en transición Demostrar las contribuciones que los negocios pueden hacer para encontrar soluciones basadas en el desarrollo sustentable
Creemos que no es necesario abundar respecto a que las tácticas del «uso responsable del cianuro» y de la «responsabilidad social empresaria» son las manifestaciones concretas de esta estrategia del «desarrollo sustentable corporativo». Otra clara demostración del Plan B.
Además el WBCSD posee un área especial para «Minería y Minerales» (el MMSD), en donde desarrollaron una agenda con los principales desafíos del sector frente al desarrollo sustentable[5]. Algunos de ellos son:
Manejar el impacto ambiental de las minas, asegurar la viabilidad de largo plazo de la industria de minerales lograr un control, uso y manejo responsable de las tierras y desarrollar un impacto positivo en las comunidades locales.
Cualquier semejanza con las visiones tecnicistas y reduccionistas enroladas en el Plan B minero, no es pura coincidencia.
En síntesis, todas estas propuestas y análisis técnicos e intelectuales que por un lado explican los desastres ambientales y financieros que esta lógica de explotación minera implica (pero nunca llegando a revelar el desastre en términos de desarrollo social y comunitario que estos planes productivos conllevan, por cuanto están formados y son claros defensores de la lógica general de la democracia representativa -es decir restrictiva y limitada- y la economía de mercado -motorizada por aquellos que trabajan mientras otros acumulan ganancias-) pero que finalmente solo proponen mejorar los «mecanismos de control para minimizar los impactos», junto a los intelectuales y científicos que se dedican a estudiar a los movimientos sociales que luchan contra el saqueo en lugar de estudiar a las corporaciones, capitales y lógicas estatales que perpetran el saqueo, conducen -consciente o inconscientemente- a abonar y mejorar el Plan B de esta lógica expoliadora. Este Plan B se impone toda vez que las formas más burdas y descaradas de despojo encuentran resistencia en la población, por lo tanto el capital saqueador debe encontrar formas más suaves y flexibles para lograr sus objetivos expoliadores, penetrando y fragmentando la resistencia civil, lo que implica seguramente ceder ciertos márgenes de maniobrabilidad y tener que negociar ciertos márgenes «aceptables» en pos de una «minería responsable». Es que los elevadísimos niveles de rentabilidad presentes en el negocio de los recursos naturales permite esta flexibilidad, y surgen así los programas de «responsabilidad social empresaria» y de «desarrollo empresarial con conciencia ambiental». Sin lugar a dudas que estos planes B empresarios, abonados por técnicos, intelectuales y ciertas ONGs (algunos a sueldo y otros solo por vocación) son el mayor desafío a vencer por parte de la resistencia civil, dado que «de noche, todos los gatos son pardos».
Es por esto que los vecinos de Esquel, de la Comarca Andina, de los pueblos de Río Negro, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Chubut, Santa Cruz, de la provincia de Buenos Aires, de Córdoba, de Jujuy y de otros puntos del país que se van sumando, todos claros impulsores del movimiento masivo de oposición al saqueo y la contaminación, fueron y son claros y contundentes al respecto:
NO a la MINA. NO es NO! ¿Qué parte del «NO» no entienden?.

PREGUNTAS PARA UN PRESIDENTE


Uno de los problemas más grave que veo con esta noticia (favor ver abajo) es que el gobierno ya esta actuando como si tuviera una LEY DE MINERÍA APROBADA. ¿Implica esto que se siente seguro que va a contar con los votos de su congresillo para aprobarlo?

Denunciemos a la opinión pública esta nueva porquería y alertémosle sobre el caos social, cultural y ambiental que se generará en caso de aprobarse la Ley tal como la estan proponiendo.  El irrespeto de las decisiones de las comunidades, la eliminación del impuesto especial sobre ganancias extraordiarias, los rídiculos patentes para explorar y explotar, las bajas regalías, la eliminación de estudios de impactos ambientales para ciertas fases, etc.- crearán otro escenario parecido al de hace poco reinó los atropellos a nuestros derechos, la violencia, enfrentamientos, y la descomposición social y cultural de nuestras comunidades.

La mirada del neoliberalismo sobre la explotación de los recursos naturales es precisamente centrada en la «riqueza» económica y material creada por sus proyectos y políticas, y de ignorar totalmente los costos ambientales, culturales y sociales.  Ahora este gobierno de la larga noche neoliberal nacionalista, pretende no solo seguir viviendo esa noche, pero peligrosamente, de transformala en una pesadilla nacionalista, con todos los riesgos a los derechos humanos que implica (oponerse a un proyecto «nacionalista» y una empresa nacional es muy diferente que oponerse a una empresa y un proyecto  transnacional). !!La contaminación por el bien del «pueblo» hay que aguantarselo!!   Me imagino que igual pobre lógica aplica a la destrucción de pueblos milenarios, áreas naturales protegidas, especies, y bosques nublados y páramos generadores de agua prístinas.  Nada es sagrado ni indispensable ante la necesida de financiar el presupuesto.

Actúemos a tiempo!

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El país en subasta… ¿quiénes son los beneficiarios?


Por Silvia Santacruz
Noticias Mineras del Ecuador

Washington D.C., Septiembre 15, 2008 —  La industria minera ecuatoriana recibió un doble espaldarazo la semana anterior: el anuncio de la eliminación del 70 por ciento sobre las ganancias extraordinarias, y la publicación del último borrador de la ley minera, corregida por el presidente Rafael Correa.

La nueva ley minera será aprobada en Octubre por el Congresillo, un cuerpo legislativo interino que se conformará si los ecuatorianos aprueban la nueva constitución en las referéndum de Septiembre 28.

Las firmas mineras serán exentas del temido impuesto sobre las ganancias extraordinarias, y se aplicará únicamente sobre las empresas petroleras y de gas, mediante correcciones en la Reformada Ley Tributaria, reveló el viceministro encargado de minas, Xavier Córdova.  El anuncio lo hizo durante el Foro de Oro de Denver, un evento de metales preciosos que se llevó a cabo en Colorado, el martes pasado, según el periódico canadiense Report on Business.  Lea Ecuadorean Official Pledges Fair Rules for Foreign Miners

Córdova dio la sorpresiva noticia frente unos 700 inversionistas mineros, analistas, y ejecutivos que participaron en el Foro de Denver, incluyendo representantes de firmas internacionales con operaciones en Ecuador.  Entre ellos, International Minerals (TSX:IMZ), Kinross Gold Corporation (TSX:K, NYSE:KGC), Aurelian Resources (TSX:ARU),  y IAMGOLD Corporation (TSX:IMG, NYSE:IAG).  Vea las presentaciones de las firmas: IMZ, KGC, IMG.

El viceministro Córdova también reveló el contenido de la última versión de la ley minera, que incluye una regalía sobre los ingresos, entre el 3 y el 8 por ciento.  Asimismo, el representante gubernamental calmó  el nerviosismo de una supuesta nacionalización de los activos mineros, con la creación de la empresa minera nacional.

“El interés de crear una empresa minera nacional no tiene nada que  ver con quitar las concesiones o los proyectos,” dijo a Report on Business.  Sin embargo, de acuerdo con el art. 11 del borrador de la ley, “…el estado desarrollará operaciones mineras a través de la Empresa Nacional Minera, que creará asociaciones de economía mixta…”

Una copia del último borrador de la ley, fue obtenido la semana pasada por la Cámara de Minería Ecuatoriana, en Quito, tras solicitarla formalmente a Alexis Mera, el abogado de la presidencia.  El nuevo borrador tiene ahora 48 páginas, menos de la mitad de la original de 110 páginas, elaborada dos meses atrás por el Ministerio de Minas y Petróleos (MMP), y está disponible en Internet. Lea el borrador de la ley minera

Si los ecuatorianos votan a favor de la nueva Constitución el 28 de Septiembre, el proyecto de ley minera será aprobado por el Congresillo, un órgano legislativo que se mantendrá la representación de la Asamblea Constituyente, que gozaba de una abrumadora mayoría del partido político de gobierno, Alianza País. Según la última encuesta de Cedatos, el 55 por ciento de los ecuatorianos aprobará la constitución, contra apenas un 27 por ciento votarán en contra.  Lea la Encuesta de Cedatos.

Otros cambios incluyen una regalía máxima del 8 por ciento, en lugar de 5 por ciento de la original, y la extensión de los años de exploración de 20 años no-renovables a 30 años renovables.  La última versión también confirma las aseveraciones del ministro Galo Chiriboga, el 30 de Junio, respecto a que las consultas de las comunidades aledañas a las operaciones mineras, pero no tendrán derecho de veto.  Lea los comentarios de Chiriboga en Reuters

La nueva ley también controlará la especulación de las tierras, una de las principales razones por las que el MMP justificó la revocación concesiones, realizadas hace pocos meses.  El documento impone una tasa administrativa de USD 1.000 no reembolsable, según el Art. 20, y una patente anual por $ 5 por hectárea durante las actividades de exploración y $ 10 por hectárea para los proyectos de exploración avanzada.

Asimismo, el borrador impide a las empresas mineras que operan en Ecuador a demandar a través de la intervención diplomática o tribunales internacionales, según el art. 3. Ecuador enfrentó recientemente una docena de demandas internacionales de empresas petroleras, luego que el presidente Correa elevó –vía decreto— el impuesto sobre las ganancias extraordinarias del 50 al 99 por ciento.

El país estuvo demandado por unos USD 12 mil millones de dólares, que amenazaban sus cuentas nacionales.  Entre las firmas que mantenían conflictos se cuentan las petroleras Repsol YPF (España), Perenco (Francia, Reino Unido), Petrobrás (Brasil), City Oriente (Estados Unidos), y Andes Petroleum (China).  Ecuador recientemente llegó a acuerdos con las firmas extranjeras, con la condición de que las empresas retiren sus demandas internacionales.

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SOLIDARIDAD CON DEFENSORES DE LA VIDA PERSEGUIDOS

Intag, 3 de septiembre del 2008

La Cordinadora Zonal de Intag – Cotacachi, a la opinión pública

La Cordinadora Zonal de Intag, que agrupa  a las organizaciones sociales y productivas, gobiernos locales y comunidades de la zona de Intag, cantones Cotacachi y Otavalo, provincia de Imbabura,  denuncia ante la opinión pública:

Que los actos de amedrentamiento e intento de criminalización por su lucha social, que están sufriendo los compañeros Franklin Mejía y Fernando Mejía, responden a estrategias ya utilizadas por las empresas mineras con apoyo de malos funcionarios públicos con el fin de frenar la resistencia social a los proyectos extractivos mineros

Que en la zona de Intag hemos sufrido a los largo de la última década más de una decena de juicios bajo esta misma estrategia, en los cuales se ha intentado utilizar la función judicial ecuatoriana con fines protervos y funcionales a los intereses de las empresas multinacionales y de los gobiernos de turno

Que la lucha social y de resistencia es totalmente legítima ante un modelo depredador que no ha respetado a la naturaleza y las comunidades y ha privilegiado el lucro privado.

Que la Asamblea Nacional Constituyente reconoció mediante amnistía concedida a cientos de ciudadanos y ciudadanas, que han sido víctimas de estas estrategias corruptas lideradas por las empresas mineras internacionales, especialmente canadienses, que operan en nuestro país.

Frente a esta situación, expresamos nuestra solidaridad con los compañeros incriminados y exhortamos a las autoridades nacionales a que no se presten a estos actos de corrupción, que atentan contra los derechos humanos y de las comunidades.

Exigimos del Gobierno nacional el respeto a las personas que resisten a estos proyectos mineros de muerte, que se suspenda los procesos judiciales que se están siguiendo contra los compañeros y que se de inmediato cumplimiento al mandato minero de la asamblea nacional constituyente.

Comisión de prensa Cordinadora Zonal de Intag
Tel: 062648593
Email: cordinadora_zonal@yahoo.es

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MANIFIESTO DE MANTA

MANIFIESTO DE LAS ORGANIZACIONES DE LA
ASAMBLEA NACIONAL AMBIENTAL DE LOS PUEBLOS, NACIONALIDADES
Y ORGANIZACIONES SOCIALES DEL ECUADOR

Las organizaciones sociales, ambientales y de mujeres,
reunidas en la ciudad de Manta los días 24 y 25 de junio
del 2008, nos dirigimos a la Asamblea Constituyente y al
país.

Considerando

Que la falta de autonomía de la Asamblea Constituyente
frente al Gobierno Central y en especial al buró político
de Alianza País, ha limitado su accionar en favor del
cumplimiento del mandato popular y en afectación de los
derechos de los pueblos, comunidades, poblaciones y
ciudadanía del Ecuador;

Que si bien se han incorporado algunos temas importantes,
otros asuntos de vital importancia como el derecho a la
consulta y el consentimiento previo, la vulneración de
las áreas protegidas para actividades extractivas, la
posibilidad de introducir organismos genéticamente
modificados en el país, el cambio del modelo extractivo,
entre otros, no están respondiendo a las propuestas
entregadas por las organizaciones ni lo que la misma
Asamblea ha recogido del pueblo en diversos foros y eventos
públicos.

Que a través del Gobierno se está impulsando y
profundizando el modelo extractivista con actividades como
minería, represas, monocultivos, agrocombustibles,
acuacultura, transgénicos, etc., las mismas que causan
graves impactos sociales y ambientales, lo cual ha sido
demostrado científicamente y que son contrarios a los
ofrecimientos de cambio hechos en campaña.

Que el gobierno nacional no respeta los derechos humanos de
las poblaciones y comunidades y las protestas son reprimidas
con violencia, como el caso de Dayuma o Azuay; se ha
deslegitimado al movimiento social y ambiental a través de
insultos y descalificaciones por parte del Presidente y se
ha desconocido la importancia de la participación
ciudadana.

Exigimos:

Que la Asamblea Constituyente asuma sus plenos poderes y
mantenga la independencia total con el ejecutivo, de lo
contrario estará traicionando a sus mandantes, que es el
pueblo ecuatoriano.

Que la Asamblea Constituyente recoja los planteamientos
realizados por las organizaciones sociales en cuanto a la
incorporación de principios fundamentales que garanticen
el cambio del modelo extractivista, el modelo neoliberal,
hacia un nuevo modelo de desarrollo, en especial el
presentado por la Asamblea Nacional Ambiental, denominada
“Hacia una sociedad equitativa y sustentable” que nos
permite construir el futuro de manera sustentable y con
responsabilidad hacia las futuras generaciones.

Que se reconozca al Ecuador como un estado plurinacional
para garantizar y efectivizar los derechos de los pueblos y
nacionalidades para vivir en armonía con todos los seres
vivos y así lograr el bien vivir.

Que se incorpore el principio de consentimiento previo
informado de carácter vinculante, con derecho a veto para
actividades que puedan afectar el patrimonio natural y
social.

Que la Asamblea rechace el Mandato Agropecuario “Mandato
PRONACA” entregado por el Gobierno, que en lugar de
solucionar el problema estructural de la crisis alimentaria
y defender la soberanía alimentaria, profundiza la
dependencia de un modelo insostenible y beneficiaría
únicamente a los grandes agroexportadores y comerciantes
de agroquímicos y es parte de las políticas neoliberales
que continúan impulsando los ministerios de coordinación
social, de agricultura y de producción, que son parte del
gabinete del Presidente Correa.

Que se incorpore la recuperación de los espacios públicos
que han sido ocupados ilegalmente por actividades
extractivistas como camaroneras, mineras, plantaciones
forestales, la revisión de las concesiones de agua y la
suspensión de las obras de construcción de la presa Baba.

Que la Asamblea Constituyente de manera inmediata conmine
al Ministro de Minas y Petróleos a que rinda cuentas del
cumplimiento del mandato minero y que de no haber actuado
con la celeridad que el mandato establece, tome las medidas
pertinentes por el bien del país.

Que se incorpore la reparación o remediación a la
contaminación ambiental por el mal manejo de los desechos
sólidos a las empresas nacionales e internacionales
causada por plásticos, latas, cartón, insumos agrícolas
y productos químicos.

Demandamos que la Asamblea garantice la vigilancia y
control social al interior de la Asamblea para evitar que
se realicen cambios inconsultos y arbitrarios en los textos
aprobados por las mesas.

Que se incorpore al texto constitucional que la protección
y tutela de la vida de las especies animales, prohibiendo el
tráfico ilegal y sevicia para con los animales.

Que se suspendan los proyectos de infraestructura y de
desarrollismo que atentan a los derechos humanos,
soberanía alimentaria y al patrimonio natural, los cuales
consolidan el modelo extractivista y no contribuyen a la
construcción de una nueva sociedad justa, equitativa y
sustentable.

Que los y las asambleístas rindan cuentas al finalizar su
gestión, de las propuestas que los movimientos sociales
han presentado a la Asamblea Nacional Constituyente y que
garantizan la refundación del país.

Que se incorporen disposiciones transitorias para terminar
con los procesos, concesiones y/o privatizadores que están
afectando la biodiversidad, el recurso forestal, recursos
hídricos, la vida de las comunidades y los derechos de la
naturaleza.

Manifestamos

Que este proceso histórico de cambio social que vive el
Ecuador, responde a una construcción colectiva a lo largo
varios años, de resistencia al neoliberalismo, a la
destrucción de los ecosistemas, a un modelo que nos ha
sumido en la pobreza, desigualdad e inequidad.

Las organizaciones agrupadas en la Asamblea Nacional
Ambiental nos mantendremos en movilización permanente para
vigilar que la constitución cumpla con el verdadero mandato
de los pueblos, comunidades ancestrales y poblaciones
locales.

Que seguiremos fortaleciendo la unidad de los pueblos y
comunidades del Ecuador para defender nuestros derechos y
demandas.

Que no permitiremos que nuestros sueños y esperanzas de
cambio sean traicionados una vez más por los mismos
círculos de poder que se han infiltrado en el gobierno.

Firmado en la ciudad de Manta el 25 de junio del 2008

C-CONDEM CEDENMA FEPTCE COORDINADORA ZONAL DE
INTAG

COORDINADORA DE DEFENSA DEL NOROCCIDENTE DE PICHINCHA
MOVIMIENTO DE MUJERES DEL EL ORO ACTIVISMO GLOBAL
FRENTE DE DEFENSA POR LA SALUD Y LA VIDA – CUENCA

OBSERVATORIO CIUDADANO DE SERVICIOS PÚBLICOS
CORDINADORA ECUATORIANA DE AGROECOLOGÍA COMITÉ BIPROVINCIAL POR LA NO CONSTRUCCIÓN DE LA PRESA BABA RED DE MUJERES POR LOS D.E.S.C.A.

MOVIMIENTO DE MUJERES DE EL ORO COORDINADORA
INTERCANTONAL DEL JUBONES-AZUAY COMITÉ DEL PANGUI
RED DE RESISTENCIA A LAS HIDROELÉCTRICAS

Los radicales de izquierda…que se vayan…

por Natalia Sierra


«Los radicales de izquierda que no creen en las petroleras, las mineras, el mercado y las transnacionales que se vayan….»

Esta declaración fue dada por el presidente Rafael Correa en su última cadena radial del sábado 7 de junio. No quiero dar una opinión acerca de esta declaración solo deseo hacer algunas preguntas para dejarlas correr y que encuentren respuesta en los lectores de este pequeño texto y de pronto también dejar correr ideas.

¿Desde cuándo y porqué la izquierda está fragmentada, digamos dividida entre la izquierda moderada o nueva izquierda y la izquierda radical?, qué es lo que el presidente está entendiendo por radicalidad? ¿Cuál es la frontera, el límite, qué separa estas dos izquierdas y que justifica usar el adjetivo de radical en oposición a moderado? ¿Yo entendía que la izquierda es radical o no es izquierda, así muchos grupos políticos no radicales se hayan atribuido la nominación de ser de izquierda, sabíamos que eso era la socialdemocracia? En fin… las cosas parecen cambiar dependiendo quien tiene el poder de la palabra.

Según entiendo para el Presidente Correa lo que define la radicalidad de la izquierda en este país es su oposición a un modelo productivo extractivo (petrolero o minero), al mercado y a las transnacionales. Antes de seguir con estas preguntas, aclaremos que, si mal no entiendo, el mensaje del presidente acusa, juzga y condena a eso que él ha nominado la izquierda radical, con lo cual marca de forma definitiva la diferencia entre su ser político de “izquierda moderada” y su proyecto político de “izquierda moderada” con el ser político de izquierda radical y el proyecto político de la izquierda radical. Hecha ésta necesaria aclaración sería bueno preguntarse ¿cuándo y dónde se forjó esa izquierda que proclama una revolución sobre la base de mantener un proyecto productivo extractivo y depredador de la naturaleza, de aceptar la economía de mercado y sobre todo, y sobre todo, que defienda la presencia de transnacionales en el país?

Tampoco es fácil entender las contradicciones claramente visibles en el discurso que el presidente ha pronunciado desde la época de su campaña electoral. Es un gobierno que se ha declarado antineoliberal y yo suponía que una de las principales luchas en contra del neoliberalismo era aquella que se ha llevado adelante en contra del modelo extractivo. La lucha antineoliberal en todo el mundo ha combatido la presencia de las transnacionales no solo en las economía nacionales de los países pobres, sino su presencia en todo el planeta; hemos sido testigos del daño que la presencia de estas corporaciones han hecho en los países pobres e incluso en los países ricos: pobreza, hambre, exclusión y expulsión social, o ¿acaso hay transnacionales buenas y transnacionales malas? ¿transnacionales con rostro humano y otras inhumanas? ¿Y el asunto es saber escoger bien a cuales les permitimos entrar en nuestro país?

Entonces, de lo que entiendo la izquierda moderada, a la que el presidente representa, acepta la extracción de recursos naturales como el petróleo y los minerales, eso si de “manera limpia”, es una izquierda ecológica…. Como ecológicos son los consorcios transnacionales de agrocombustibles, al fin y al cabo no quieren contaminar el aire con combustibles tóxicos, o las empresas que compran servicios ambientales en un afán ecológico de cuidar el aire. De manera limpia o no, hay que preguntarse ¿quien tiene la tecnología para la explotación de minerales y petróleo? ¿El Estado o las transnacionales?

O quizás se espera la presencia de las transnacionales ¿buenas? Quizá por eso no se piensa, por ejemplo, terminar las concesiones de agua hechas a Inter-Agua en Guayaquil, o quizás por eso se renegoció con PORTA, ¿quizás son transnacionales con rostro humano propias de un capitalismo con rostro humano…?

Con esto me pregunto: esta izquierda moderada que acusa, juzga y condena a la izquierda radical, por ser extremista, por pedir lo imposible, por querer otro mundo, por exigir que se vayan dando los pasos necesarios para una transformación real, ¿tiene la potestad de acusar a la izquierda radical de neoliberal, de ser parte de una estrategia de la Central de Inteligencia Americana, de ser conspiradora y desestabilizadora del orden social? Es curioso que movimiento sociales, grupos sociales e individuos que toda su vida han estado bregando por la transformación social, que incluso han sido perseguidos, torturados y asesinados, solo por querer un mundo distinto, ahora sean acusados de atentar en contra de la revolución. Resulta por decir lo menos irónico…

No se ha puesto a pensar señor presidente que de pronto ser radical no es ser estúpido, no es ser neoliberal, menos aún conspirador de la CIA, es quizá querer que los cambio realmente sean de raíz, que una revolución no sea una caricatura de revolución, no sea una simulación de revolución, sino que sea una revolución. Aunque usted no lo crea señor presidente la izquierda radical, como usted la define, y créame no es un insulto más bien un halago, no es imbécil, nunca ha pedido que por obra y gracia de una varita mágica se dé la transformación, pero si exige que el objetivo de la revolución sea el anticapitalismo, que el objetivo de la revolución sea trascender esta totalidad capitalista. Es obvio que la revolución es un proceso harto complicado, difícil y largo, porque enfrentamos intereses demasiado poderosos, pero si el deseo de Otro Mundo, realmente otro es grande y si sabemos juntarnos en un proyecto de transformación real todos los sectores que nada tenemos que perder en este mundo y todo por ganar en otro, créame que la cosa se hace más fácil, pasito a pasito y con la paciencia andino-indígena que culturalmente nos caracteriza.

Por último, sería bueno saber, señor presidente ¿a donde quiere que se vayan esos que según dice son radicales, esos que no quieren explotar la naturaleza, esos que no quieren transnacionales que succionen la riqueza del país, esos que quisieran vivir en una sociedad solidaria, equitativa, recíproca y no en una sociedad de mercado donde el valor supremo es el dinero y la competencia? A dónde nos vamos a ir si esta es nuestra tierra, aquí nacimos, aquí vivimos, aquí amamos, aquí luchamos, aquí sufrimos, aquí están enterrados nuestro muertos, todos nuestros antepasados, este es nuestro lugar; y créame que no somos neoliberales, no somos de derecha, no somos agentes, quizás muy locos, si, y créame no queremos boicotear la revolución, pero esa revolución suya es como dice el filósofo esloveno “una revolución sin revolución, es algo así como tomar café descafeinado”, pero al fin eso quizás se justifica por salud. Aún hay tiempo señor presidente para que deje de ser un moderado de izquierda y se haga un radical, seguro que el pueblo todo lo apoyará. Un radical que pongan con todo el pueblo las bases sobre las que se levantará en el futuro el Otro mundo.

– Natalia Sierra, socióloga, docente de la Universidad Católica de Ecuador

Tomado de: http://alainet.org/active/24658

FUNDAMENTOS DE LA MINERÍA: Visiones

Carlos Zorrilla

En el debate sobre la nueva Ley de Minería al gobierno se le escapa ciertos elementos fundamentales que, si realmente pretende hacer una Ley justa y racional, deben ser tomados en cuenta.

DESPEJAR EL TERRITORIO

Uno de los elementos más importantes es la visión de los recursos minerales vigente en la gran mayoría de las empresas extractivistas  y  gobiernos.  Esa visión, en gran medida, nació en los países industrializados del Norte durante la industrialización. La visión fue forjada por varios factores, pero hay que resaltar uno: el hecho de que en ese período los  minerales  se encontraban en áreas eminentemente rurales y habitadas por indígenas, los cuales no contaban con ningún derecho ante las leyes nacionales. Este fue el caso de países como los Estados Unidos y Canadá, dos países que jugaron papeles claves en la creación de la visión sobre la explotación de recursos minerales (hasta la fecha las dos naciones tienen leyes federales realmente anticuadas, muy pro-industria). Es pertinente recordar que en esos países se llevó a cabo una limpieza étnica general, pero con dedicatoria en las zonas donde se hallaban minerales.

Previo a esto, recordemos la actitud de los Conquistadores hacia los indios de nuestro continente, y los metales preciosos. Nunca hubo la más mínima duda de que la Corona Española sentía tener plenos derechos sobre todos los recursos de su mundo «descubierto»,  incluyendo los del subsuelo, y hasta la labor de los indios para extraer los minerales hallados allí.  En fin, la visión era que los minerales valían mucho más que la vida humana (o por lo menos de los «blancos»).  ¿Y, qué decir de los recursos renovables?

Durante la primera fase de la industrialización ésta se concentró en un par de países ricos en recursos naturales principalmente por tres razones. Primero, porque el costo de transportar  los minerales era excesivo, y por ende, no existía mayor demanda para los minerales fuera de las fronteras de estos países. Además de lo expuesto, en esa época existía una relativa abundancia de minerales con alto contenido metálico, los cuales eran relativamente fácil de extraer (en el caso del cobre, por ejemplo, el contenido metálico de algunas minas era de hasta el 30%; hoy en día el promedio es de tan solo el 0,6%; parte de la razón de los enormes impactos de la minería moderna es precisamente el bajo contenido metálico de las menas).

Lo que más les importaba a estos países no era exportar los minerales (lo cual de todas maneras no era rentable por el alto costo del transporte y por la falta de demanda), sino de agregarles valor dentro de ellos mismos.  El valor del mineral, en otras palabras, se hallaba en el producto industrializado, y no como materia prima.  Complicando el escenario era el hecho que no se le asignaba ningún valor a los servicios y bienes ambientales producidos por los ecosistemas, situación que persiste en la actualidad.  Por tanto lo único que tenía valor real era el potencial industrial o negociable del mineral sacado y procesado del subsuelo (esto incluye el oro y la plata que no depende de la transformación industrial para que adquieran valor).  Y, ya que los minerales no valían nada en el subsuelo, los gobiernos nacionales (y después los locales), se los regalaban a las empresas mineras para que los exploten, y comúnmente lo hacían a cambio de ciertos «favores». Éstos incluían que la explotación facilitara la colonización de áreas rurales o inhóspitas,  que ayudara a impulsar la expansión agrícola (por ejemplo, a través de nuevas vías de acceso) y, para que la actividad aportara con la materia prima para las industrias nacionales, de la forma más barata posible.

Hoy en día varios países siguen regalando su riqueza mineral a cambio de que las empresas «desarrollen» áreas «baldías»,  o abandonadas por los gobiernos- (una práctica sumamente peligrosa, equivalente a dejar que las empresas privadas suplanten parte de las responsabilidades de los gobiernos nacionales y locales, y facilitando la creación de modos de dependencias sociales y económicas nefastas).

EL COLONIALISMO

Los países ricos en recursos mineros, o aquellos que tuvieron fácil y barato acceso a estos recursos (y los energéticos) de otros países, fueron los que más se beneficiaron de la industrialización (incluyendo a los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Japón).  No debe extrañar que en la medida que se agotaban los minerales de estos países, éstos se vieran obligados a buscarlos más y más lejos de sus fronteras, y  a establecer mecanismos que garantizaran el abastecimiento ininterrumpido de los minerales. El más conocido de estos mecanismos fue el colonialismo.  Pero esto se hizo posible solo después de la evolución de la tecnología, lo cual abarató el coste del transporte (por ejemplo: el ferrocarril, los navíos a vapor, y eventualmente los super-tanqueros).  Estas innovaciones tecnológicas cambiaron la faz ,y el poder – pero no la visión- de la industrias extractivas.

Una vez que se abarataron los costos de transporte intra e intercontinentales, la riqueza mineral como factor clave de desarrollo nacional, perdió su importancia. Con esto se quiere decir que ya no era necesario que un país contara con riqueza minera o energética para apuntalar su industrialización ( o «desarrollo»); dicho país podía adquirir los minerales (y otras materias primas) de otros países de forma muy económica (a veces más barata que producirlo internamente).   El país ejemplar de esta situación  es Holanda, que a pesar de no contar con casi ningún recurso natural de importancia se convirtió en una de las grandes super potencia del siglo XVIII y XIX. Pero lo obtuvo solo gracias a su potencia naval, que facilitó el establecimiento de varias colonias, las cuales, a su vez, le abastecían con todo lo necesario para su desarrollo económico y poder  político.

EL NEO-COLONIALISMO

Luego del colonialismo, surgieron otras formas más sofisticadas de apropiarse y mantener el flujo de materiales Sur-lo que incluye al neoliberalismo, que parió que engendró los Tratados de Libre Comercio, las Instituciones Financieras Internacionales (FMI, Banco Mundial, BID), y las Agencias de «Desarrollo» internacionales, etc.  Por esto no quiero decir que el menosprecio de las materias primas de la naturaleza es de exclusivo invento del sistema capitalista.  El comunismo heredó la misma visión relacionada a los recursos naturales, la cual incluye el mismo desprecio hacia los recursos naturales renovables. Estamos hablando de la visión de la naturaleza como un gran almacén de recursos naturales para explotar y/o ser transformados en productos industriales destinados para el exclusivo beneficio de los seres humanos.  Visión que encajaba perfectamente con los objetivos de las grandes industrias extractivas, y la cual preparó el terreno para los grandes desastres ambientales, y el etnocidio a nivel mundial.

Mientras todo esto ocurría, surgían las transnacionales extractivas, que poco a poco, y en gran medida gracias a los recursos mineros obsequiados por las naciones, se convirtieron en lo que hoy son: entidades política y económicamente más poderosas que la mayoría de los países del mundo. Ese poderío contiene consecuencias muy importantes tanto para los sistemas ecológicos, como para los gobiernos, y comunidades y pueblos ancestrales.

VISIÓN ESTATAL  Y  LAS  TRANSNACIONALES.

Como debe ser obvio, la gran mayoría de las naciones del mundo no han modificado significativamente su visión hacia los recursos naturales- y en especial hacia los minerales e hidrocarburos.  La visión del siglo XVIII y XIX está aún latente, y sigue creando pobreza en países «ricos en recursos naturales», ya que éstos siguen siendo exportadores de riqueza primaria para las grandes industrias.  Ahora los países no tienen que exportar sus minerales a la fuerza para los países conquistadores, sino para pagar su deuda externa (o más común, el interés), para supuestamente financiar sus grandes proyectos políticos, o simplemente porque el Banco Mundial o el FMI lo recetó.  Pero lo cierto es que el esquema profundiza la pobreza en países en desarrollo como lo ha venido haciendo durante siglos, tal como investigación tras investigación lo ha comprobado.   Simplemente porque así se concibió el esquema: Jamás los países industrializados concibieron el comercio de materia prima como una forma de favorecer o peor, de enriquecer a los países exportadores de éstas.

La mayoría de los gobiernos- sean de países ricos o pobres- al final del día, representan a los intereses más poderosos de su sociedad.  Y, sin duda alguna, las industrias extractivas transnacionales han dominado este escenario.  Durante siglos éstos intereses se han enriquecidos básicamente debido a que las naciones no han valorado los minerales y otras materias primas, ni los servicios ambientales de la naturaleza.  La actitud de que los minerales deben ser «regalados» a las empresas extractivas sigue tan vigente hoy como hace 2 siglos. Solo basta leer la mayoría de las leyes mineras del mundo para comprobarlo (esto incluye las leyes de los países industrializados como Canadá y los Estados Unidos).

Ese poderío persiste y crece-  , y continúa creando políticas de Estado, y redactando constituciones y leyes alrededor del mundo. Las empresas no han cambiado su visión de lo que son los minerales:  éstos no tienen valor a menos que ellos los exploten y los conviertan en productos para la industrialización.  Paralelamente, los gobiernos, o por lo menos la gran mayoría, tampoco han cambiado su visión de lo que es el valor de los recursos naturales in situ, y todas las dimensiones del desarrollo. Solo ven el brillo de las rentas fiscales, más no las secuelas políticas, sociales, económicas, culturales y ambientales de un desarrollo dependiente de estos monstruos políticos y económicos.  Si bien existen excepciones a esta regla, las excepciones comprueban la regla:  el desarrollo basado en recursos no renovables profundiza la pobreza en países como el nuestro.  Y, como si fuera poco, el extractivismo aumenta los conflictos sociales, agudiza los problemas de gobernabilidad,  aumenta la deuda externa, y la corrupción e inseguridad crece desmedidamente. Esto, a la vez que deja detrás permanentes desastres ambientales.  El término para describir estos impactos es la Maldición de los Recursos Naturales  o la «paradoja de la riqueza».

Ya que sus efectos en la economía no pueden ser medidos según los filtros y visión de los economistas tradicionales, estos «pasivos» no tienen valor.  La ceguera ha llegado a tal nivel que tampoco se le ha asignado un valor real al agotamiento del capital mineral que año tras año las empresas mineras explotan. Increíblemente, la mayoría de los países fijan las regalías para este fin en menos del 5%. Con la Ley Trole, en el año 2000, gracias a la receta del Banco Mundial, pero facilitado con cómplices ecuatorianos, Ecuador eliminó por completo las regalías.

VIEJOS CONCEPTOS, NUEVA ENVOLTURA….

El concepto de que los minerales en el subsuelo no tienen valor está en plena vigencia dentro de ciertos sectores del actual gobierno, el que se ha dejado influír por la vieja y distorsionada visión que dice que para ser «competitivo» en la minería global se tiene que subvalorizar los minerales in situ (bienes estatales) al igual que el resto del mundo.  Los únicos ganadores en este absurdo esquema son las empresas mineras transnacionales y las economías industrializadas que le agregan valor a la materia prima.  Los perdedores sociales siguen siendo los mismos que desde la época colonial:  las comunidades aledañas a los proyectos,  los pueblos ancestrales, y en general los países exportadores.  Sin salvaguardias como el  «consentimiento previo» las comunidades  y pueblos ancestrales quedan desprotegidos, y ayuda a crear el escenario perfecto para generar desastrosos impactos ambientales y permanentes conflictos sociales.   Cuando los impactos se dan a nivel ecosistémico, como comúnmente suele ser en los casos de la gran minería, el otro gran perdedor son las futuras generaciones, las que tienen que pagar el costo de aguas contaminadas con metales pesados, la lluvia ácida, deforestación, desequilibrio climático, la pérdida de biodiversidad y de oportunidades de desarrollo sustentables además de degradación cultural y social.

En fin, la visión sigue en plena vigencia, y la economía moderna aún no ha podido establecer los costos reales de una explotación minera a gran escala, ni de poder realmente valorar los bienes y servicios generados por la naturaleza.


Pero este fracaso no implica que no debemos utilizar el precepto de precaución y nuestra propia inteligencia para concluir que, según los criterios y visión vigentes de la minería global, y las alternativas productivas que abundan en el país, la minería no debe ser impulsada por éste, ni por cualquier otro gobierno, hasta por lo menos comprender  mínimamente como evaluar correctamente los costos y beneficios de la minería, al igual que el valor de los bienes y servicios ecosistémicos, incluyendo los materiales, culturales y espirituales generados por los sistemas naturales. Y, no solo desde el punto de vista económico.   Todo esto implica una real revolución de valores, visión, y consciencia.

Hasta eso, dejemos los minerales en el subsuelo y aprendamos a utilizar ética e inteligentemente los elementos renovables de la naturaleza.

toisan06@gmail.com <mailto:toisan06@gmail.com>
27 de Mayo 2008

DENUNCIAN CAMPAÑA SUCIA CONTRA DIRIGENTES

CAMPAÑA SUCIA CONTRA DIRIGENTES DE ORGANIZACIONES QUE PIDEN
CONSENTIMIENTO
PREVIO

Miembros de la Comisión de coordinación de la Asamblea de los Pueblos en Defensa de las Vida, denunciaron que, desde hace tres años, aproximadamente, han venido soportando una campaña de desprestigio y desinformación de parte de las empresas mineras extranjeras, en contubernio con sectores políticos y económicos del país, interesados en la minería.

“Hemos sostenido por cerca de tres años esta difícil lucha, reclamando el respeto de las tierras de los pueblos indígenas y campesinos, pero también reclamando el respeto nuestros recursos naturales y a los intereses nacionales; sin embargo desde el mismo momento que se inició esta lucha, las empresas mineras iniciaron una persecución a dirigentes como Salvador Quishpe. A quien desde la fiscalía iniciaron indagaciones previas. Abrieron investigaciones a través de la Contraloría por supuesto enriquecimiento ilícito, pero la Contraloría no encontró absolutamente nada. Han dicho que Salvador Quishpe tiene vínculos económicos con empresas mineras, pero jamás han indicado documentos
probatorios. Estos días, seguramente las mismas empresas mineras han lanzado un burdo pasquín que corre por el Internet, pero como todo cobarde no dan la cara y se esconden en el anonimato”, indicaron miembros de la Comisión de Coordinación de la ANP.

Es lamentable que a esa campaña se hayan sumado autoridades al mas alto nivel, como el pronunciamiento del 5 de abril, del Presidente Rafael Correa, quien dijo que habría empresas mineras extranjeras interesadas en la lucha de los pueblos.

“Estos días además hemos escuchado algunas voces al interior de la Asamblea Constituyente, hacièndose eco de esta desinformación, por lo que nos vemos en la obligación de demandar a los
autores de esta campaña, que den la cara y exhiban los documentos que prueben sus
aseveraciones”, reiteraron los voceros de la Asamblea de los Pueblos.

Finalmente los dirigentes ratificaron su decisión de luchar hasta lograr que se cambie de manera definitiva esta política minera que amenaza con el futuro de las comunidades y pueblos del Ecuador, así como con los intereses de la nación entera. “Por ahora, demandamos la incorporación del consentimiento previo».

ASAMBLEA DE LOS PUEBLOS

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Presidente: ¿por qué tanta prisa por regalar los recursos del país?

Al parecer, todo lo que ocurre desde el gobierno y lamentablemente desde su campana de resonancia y de legitimación, está dirigido a imponer en el país un proyecto integral de dependencia colonial que no ha conocido parangón en la historia de los últimos cincuenta años. Petróleo (matriz energética nacional basada en el gas natural, crudos pesados, nuevos campos petrolíferos «binacionales» en la amazonía ecuatoriano-peruana y en el publicitado ITT); agrobiocombustibles (con las transnacionales y los Noboas reorganizando el tablero de la agricultura para exportar materias primas); hidroeléctricas para producir energía barata destinada a la industria extractiva, financiada con deuda externa y los fondos previsionales; minería industrial con todo el aparato estatal destinado a pasar (arbitrariamente y por encima del Marco Constitucional, aún sin definir) una ley minera, en el «congresillo» de Correa post constituyente, PEOR que la actual ley minera redactada por los Espinosas y Elizaldes en el gobierno de Gustavo Noboa (socio de los hermanos Correa en una empresa importadora de vieja data), y para colmo, con los mismos Espinosas y Elizaldes como «ideólogos» de este mamotreto jurídico; satanización / cooptación de las organizaciones patrióticas: movimiento indígena, ecologistas, agroecologistas, movimientos sociales, organizaciones comunitarias, etc. etc.

¿Se pondrá entender ahora que cuando se hizo el mandato minero no estábamos en la posición de ver el vaso a medio llenar, sino en lo que se estaba construyendo estratégicamente desde el poder para burlar ese mandato? Tal como se hizo con el falso debate sobre la plurinacionalidad, que desgastó de entrada al liderazgo más avanzado y representativo del movimiento indígena.

Ahora estams en el debate sobre el texto constitucional de la producción, cuyo articulado redacta la mesa 6. Hay cosas interesantes, como la soberanía alimentaria, con románticas declaraciones, como el resto de los textos aprobados. Pero en el numeral f del tercer artículo innumerado de la sección soberanía alimentaria, se dice algo así: «regular la producción de biocumbustibles». ¿No creen que se debería decir que en el Ecuador no se producirán agrobiocombustibles, ni las materias primas relacionadas con esta industria, para garantizar la soberanía alimentaria de los ecuatorianos/as? Si creen que es así, envíen sus aportes para redactar un (unos) artículos para insertarlos, ya, en este debate de la mesa previo a su discusión en el plenario que es esta misma semana o máximo la siguiente. En materia de soberanía alimentaria, se podrían introducir otros artículos para cruzarlos con la reforma agraria, la planificación y ordenamiento del uso del suelo, las prioridades de uso del agua para la producción de alimentos y el consumo humano, que servirían para TRATAR de inclinar la balanza en favor de la vida en esta revolución «ciudadana» de los autoritarios (neo empresaurios).

Hace poco en el diario Hoy los empresarios mineros y sus perros falderos nacionales, publicaron toda una página para poner en grandes letras, gracias al Chato Castillo y el doblez de Gorki Aguirre, que el sur está por la minería «responsable», contra la pequeña minería contaminante y etc. etc. Las mineras tienen todo el dinero y la experiencia para hacer cosas como estas. ¿Podremos pagar una página en ese diario para desvirtuar lo dicho por las mineras y el infame Chato? Creo que hay que redoblar esfuerzos y empezar a pensar políticamente, aunque este tema no sea del agrado de algunos compañeros. ¿No habrá que pensar en una estrategia que nos saque de la falsa dicotomía de que no apoyar a Correa a la reelección es hacerle el juego a la derecha? ¿Hay otra alternativa mejor y podrá esta colar en el escenario bien montado de los próximos meses electorales?

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LEY MINERA APRESURADA – ASAMBLEA IRRESPETADA ESTE JUEVES EN LOJA APARECE DE LA NADA EL DIALOGO MINERO, NO LES DEJEMOS SER LA ÚNICA VOZ

Una reflexión interesante: 

«Como lamentablemente era de esperarse, el Gobierno avanza por su lado y sin contar con el respaldo ni la participación de las comunidades ni organizaciones sociales, en el así llamado “diálogo minero” con el afán de elaborar una nueva ley de minería. Ante esta posición incomprensible, manifestamos:Que rechazamos el proceso de elaboración de una nueva ley de minería sin contar antes con el nuevo marco constitucional aprobado. Nos deja mucho que pensar este procedimiento, ¿es acaso que la nueva constitución ya está lista y ya se sabe cual es su contenido en cuanto al modelo extractivo?. También sospechamos del apuro que muestra el Ministro de minas, Galo Chiriboga, al querer terminar la ley en 30 días, cuando el mandato minero le da 180 días para hacerlo. ¿Acaso la presión de las mineras es tan fuerte que el plazo lo han puesto ellas? Rechazamos también que este proceso esté siendo avalizado y manejado prácticamente por las mismas empresas mineras que elaboraron junto al banco mundial, la nefasta ley de minería del 2001. Las mismas personas que ahora son aliados del gobierno y agradecen la posición del ministerio al invitarles a ser parte del nuevo marco legal, fueron en su momento empleados públicos, que aprovechándose de información privilegiada, se auto concesionaron  áreas mineras y ahora son importantes empresarios de las empresas internacionales y lo más absurdo es que están haciendo nuestra nueva ley de minería.

La comunidades, organizaciones sociales y productivas y Gobiernos Locales que conformamos la Cordinadora Zonal de Intag, desconocemos este proceso, lo invalidamos y no participaremos de el. No aceptaremos una nueva ley minera hecha a nuestras espaldas. Esperamos todavía que el Gobierno aplique realmente el mandato minero de la Asamblea Constituyente, que haga efectiva la reversión de las concesiones mineras otorgadas ilegalmente, sin consulta a las comunidades, en fuentes hídricas, a ex empleados del ministerio de minas, a quienes han especulado con los títulos mineros, etc. Una vez que esté cabalmente aplicado este mandato, cumplido en su integridad y el pueblo haya aprobado una nueva constitución, podremos apoyar y dialogar para elaborar las leyes que involucren el uso de los recursos naturales y que efectivamente garanticen la integridad de los ecosistemas, del agua, de las comunidades y que en la práctica, nos lleven a la aplicación de un nuevo modelo de desarrollo.

Rechazamos las posiciones absolutistas e intimidatorias del presidente, nos solidarizamos con los compañeros y compañeras agredidos en cada cadena radial de los sábados. Llamamos la atención del pueblo ecuatoriano sobre este proceder anti democrático y anunciamos que estaremos alertas y movilizados para impedir que se concrete el atraco del siglo XXI que el capital transnacional minero con sus secuaces criollos siguen intentando realizar en nuestro país.»

 

 

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  • *** NO A LA MINERIA A GRAN ESCALA ***

    BALANCE "El 2007 se ha caracterizado por un recrudecimiento de las relaciones entre mineras, Estado y comunidades. Las transnacionales recurren a todo tipo de métodos para conseguir sus intereses. Los gobiernos, muchas veces, actúan a favor de las mineras y les falta voluntad política para defender los intereses de las comunidades. Estas últimas, por último, han entendido que lo que está en juego es el agua y la tierra, es decir su propia supervivencia. Ello explica la radicalidad de sus resistencias." César Padilla, en "¿Agua o Minería? El dilema ante las extractivas" :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: ASAMBLEISTAS LOS ESTAMOS OBSERVANDO :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: La propia Presidenta de la Mesa 5 de Recursos Naturales y Biodiversidad de la Asamblea Nacional Constituyente, licenciada Mónica Chuji, hizo un llamado a observar el cumplimiento de la palabra empeñada en Loja por los asambleístas de esta Mesa en el Foro de Loja, de oponerse a las pretensiones de las empresas transnacionales mineras. ¿Sería porque conoce cuáles son los verdaderos sentimientos y compromisos de algunos miembros de la Mesa? Por ejemplo, del asambleísta Eduardo Calvas, quien en su anterior actividad de Secretario de la Gobernación de Zamora, apadrinado por el cacique socialcristiano y pro-minero Franklin Delgado, actual Prefecto, fue repetidamente denunciado como comodín de las empresas mineras Aurelian y Ecuacorriente (ECSA), enquistadas en Zamora. Se filtró un dato fidedigno de la última sesión del bloque de mayoría de la Asamblea Constituyente, (18.03.08) que analizó un borrador de Mandato sobre las concesiones mineras presentado personalmente por el Subsecretario de Minas José Serrano (¿puede el poder constituido subordinar al poder constituyente al punto de entregarle un borrador de mandato?), donde José Eduardo Calvas mintió descaradamente al decir que el pronunciamiento abrumadoramente mayoritario de más de 600 dirigentes y miembros de comunidades, organizaciones sociales, profesionales, académicos, asambleístas principales y alternos, contra la minería industrial a gran escala, fue apenas un “empate” de posiciones a favor y en contra y que el foro de Zamora, donde también masivamente la provincia se pronunció contra el proyecto de la muerte de las mineras, ¡fue un triunfo de las empresas y sus acólitos nacionales! Semejante mentira la dijo delante de Mónica Chuji y otros asambleístas que presidieron los foros y que constataron personalmente la firme y categórica posición de ambas provincias y de las delegaciones de otras regiones del país en contra de la minería a gran escala. La posición pro - minera de Gorki Aguirre también está muy clara, así como su creciente prosperidad, que hace relación con las denuncias de los militantes honestos de Movimiento País en Loja sobre el tráfico de influencias a favor de amigos y parientes. Felicitaciones por la creación de este blog y mucho ojo sobre ciertos asambleístas que parecen haberse confundido de escenario y creen que fueron electos para el purulento Congreso Nacional de triste memoria, donde precisamente se forjó, entre otras leyes inicuas, la actual Ley de Minería. Y sobre el borrador de Mandato que actualmente discuten los asambleístas del bloque de mayoría de la Asamblea Nacional Constituyente, además del patriótico desacuerdo de algunos/as de ellos con su contenido, claramente orientado a favorecer las aspiraciones de las empresas extranjeras y sus socios nacionales de iniciar en forma inmediata la explotación de varios yacimientos ubicados en el sur del país, por encima de la oposición de las comunidades afectadas y de importantes organizaciones indígenas y campesinas del Ecuador, caben algunas interrogantes.