Al parecer, todo lo que ocurre desde el gobierno y lamentablemente desde su campana de resonancia y de legitimación, está dirigido a imponer en el país un proyecto integral de dependencia colonial que no ha conocido parangón en la historia de los últimos cincuenta años. Petróleo (matriz energética nacional basada en el gas natural, crudos pesados, nuevos campos petrolíferos «binacionales» en la amazonía ecuatoriano-peruana y en el publicitado ITT); agrobiocombustibles (con las transnacionales y los Noboas reorganizando el tablero de la agricultura para exportar materias primas); hidroeléctricas para producir energía barata destinada a la industria extractiva, financiada con deuda externa y los fondos previsionales; minería industrial con todo el aparato estatal destinado a pasar (arbitrariamente y por encima del Marco Constitucional, aún sin definir) una ley minera, en el «congresillo» de Correa post constituyente, PEOR que la actual ley minera redactada por los Espinosas y Elizaldes en el gobierno de Gustavo Noboa (socio de los hermanos Correa en una empresa importadora de vieja data), y para colmo, con los mismos Espinosas y Elizaldes como «ideólogos» de este mamotreto jurídico; satanización / cooptación de las organizaciones patrióticas: movimiento indígena, ecologistas, agroecologistas, movimientos sociales, organizaciones comunitarias, etc. etc.
¿Se pondrá entender ahora que cuando se hizo el mandato minero no estábamos en la posición de ver el vaso a medio llenar, sino en lo que se estaba construyendo estratégicamente desde el poder para burlar ese mandato? Tal como se hizo con el falso debate sobre la plurinacionalidad, que desgastó de entrada al liderazgo más avanzado y representativo del movimiento indígena.
Ahora estams en el debate sobre el texto constitucional de la producción, cuyo articulado redacta la mesa 6. Hay cosas interesantes, como la soberanía alimentaria, con románticas declaraciones, como el resto de los textos aprobados. Pero en el numeral f del tercer artículo innumerado de la sección soberanía alimentaria, se dice algo así: «regular la producción de biocumbustibles». ¿No creen que se debería decir que en el Ecuador no se producirán agrobiocombustibles, ni las materias primas relacionadas con esta industria, para garantizar la soberanía alimentaria de los ecuatorianos/as? Si creen que es así, envíen sus aportes para redactar un (unos) artículos para insertarlos, ya, en este debate de la mesa previo a su discusión en el plenario que es esta misma semana o máximo la siguiente. En materia de soberanía alimentaria, se podrían introducir otros artículos para cruzarlos con la reforma agraria, la planificación y ordenamiento del uso del suelo, las prioridades de uso del agua para la producción de alimentos y el consumo humano, que servirían para TRATAR de inclinar la balanza en favor de la vida en esta revolución «ciudadana» de los autoritarios (neo empresaurios).
Hace poco en el diario Hoy los empresarios mineros y sus perros falderos nacionales, publicaron toda una página para poner en grandes letras, gracias al Chato Castillo y el doblez de Gorki Aguirre, que el sur está por la minería «responsable», contra la pequeña minería contaminante y etc. etc. Las mineras tienen todo el dinero y la experiencia para hacer cosas como estas. ¿Podremos pagar una página en ese diario para desvirtuar lo dicho por las mineras y el infame Chato? Creo que hay que redoblar esfuerzos y empezar a pensar políticamente, aunque este tema no sea del agrado de algunos compañeros. ¿No habrá que pensar en una estrategia que nos saque de la falsa dicotomía de que no apoyar a Correa a la reelección es hacerle el juego a la derecha? ¿Hay otra alternativa mejor y podrá esta colar en el escenario bien montado de los próximos meses electorales?
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